Sólo a través de la transformación.
En el libro de Devarim (Deuteronomio) 21:10 nos dice: “Cuando salieres a la guerra, contra tus adversarios, y lo entregare Adonai tu D-os, en tu mano, y capturares a su cautivo”. ¿Qué es lo primero que se nos viene a la mente con este pasaje?, quizá que nos explicará acerca de estrategias militares, de regimientos, de armas, etc., pero no es así.
Te invito a que hablemos de nuestras propias batallas y enfoquemos estas palabras en las guerras que cada uno de nosotros tenemos que librar dentro. Reconozcamos a ese enemigo o adversario del que nos habla, es ese que todos conocemos y que forma parte de nosotros y que además sabemos que tenemos que librar a diario. ¿Sabes de qué te hablo? es aquello que ubicamos a la perfección y sabemos que no va, es esa forma de reaccionar, es la falta de dominio del carácter, es esa forma de deprimirte, es tu forma de decidir, es tu forma de culpar a los demás, etc., cada uno sabemos cuál es el enemigo interior.
Ese enemigo que muchas de las veces no reconocemos en nosotros mismos, como cuando en medio del enojo decimos cosas que realmente no sentíamos y al día siguiente no logramos reconocernos a nosotros mismos y nos preguntamos ¿en verdad yo dije eso?, ese es el enemigo con el que salimos a la guerra cada día.
Es importante que recordemos que el Eterno nos dice que esos enemigos, es decir, esas emociones descontroladas serán entregadas en nuestra mano, y entonces las podremos capturar para tenerlas en cautividad y esa cautividad tiene el propósito de la transformación, porque no quiere decir que vamos a desaparecer nuestras emociones, somos seres humanos y con ellas fuimos creados, pero el propósito Divino nos habla de transformación, pero la transformación no se logra con concentración o mentalizarnos como lo aseguran varias filosofías o corrientes “si lo quieres y lo piensas, lo logras”, porque esto no funciona así. Este mundo fue creado con un instructivo claro y la única forma de lograrlo es a través de una cercanía absoluta con el Creador Bendito y el medio para hacerlo solamente es a través del cumplimiento de sus preceptos cada día.
Y seguimos unidos en plegaria por aquellos que están en la guerra, por la paz de Yerushalaim dentro de sus muros y en cada frontera de Israel, que los rehenes vuelvan pronto a casa y ellos puedan recuperarse tanto física como espiritualmente, por cada soldado que sale a defender con su vida nuestra nación, que todo aquel que fue herido tanto físicamente como mentalmente desde el 07/10 encuentre pronto sanidad y paz completa.
Shalom u´braja me eretz haTanaj / שלום וברכה מארץ התנ"ך
Paz y bendición desde la tierra de la Biblia
Am Yisrael jai / עם ישראל חי ! / ¡El pueblo de Israel vive!
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